sábado, 20 de diciembre de 2025

Misa pidiendo por la pronta glorificación de la Venerable Madre Eufrasia Iaconis. Homilía

2 de diciembre de 2025

El evangelio de Lucas 10, 21-24 revela la profunda alegría de Jesús al ver cómo el Padre se manifiesta a aquellos que se acercan a Él con un corazón humilde y sencillo.

 Así, la humildad se presenta como el camino para penetrar en el misterio divino, y nos invita a reconocer que la sabiduría humana, cuando se vuelve autosuficiente, puede convertirse en un obstáculo para recibir su gracia.

De alguna manera, la vida de la Venerable Madre Eufrasia Iaconis encarna esta enseñanza. Su existencia estuvo marcada por una apertura confiada a la acción de Dios. Su disponibilidad interior revela cómo vivió su vocación, sin aferrarse a prestigios ni seguridades humanas, basándose únicamente en su docilidad a la voluntad divina.

El evangelio subraya, además, que la otra clave para acoger esta revelación es la sencillez. No se trata de despreciarnos a nosotros mismos, sino de reconocer que la verdad de Dios supera nuestras capacidades humanas y debe ser recibida con gratitud. 

Esta fue precisamente la actitud de la Madre Eufrasia, quien, a pesar de asumir responsabilidades importantes, mantuvo un corazón libre de orgullo. Su servicio no emanaba del deseo de reconocimiento, sino del amor profundo a Dios.

Ser "pequeño", según Jesús, significa vivir con un corazón dispuesto y abierto. La vida de la Madre Eufrasia es un claro testimonio de esta actitud. Su sencillez no era fragilidad, sino una fortaleza que le permitía entregarse sin buscar honores ni reconocimiento. Ella dejó que Dios actuara en ella, confiando plenamente en que su misión no dependía de méritos personales, sino de la acción del Espíritu.

Confiados en que su docilidad le ha abierto una morada en la eternidad junto a la Inmaculada, le pedimos que interceda por nosotros ante Jesús, para que recibamos el don de la verdadera sabiduría y una docilidad plena a la gracia divina. Amén.