Bloque 3. LA CREACIÓN Y LA NUEVA CREACIÓN EN
CRISTO
3.1) Concepto de creación. Doctrina. Obras. Finalidad.
3.2) El hombre como ser creado. Doctrina.
3.3) El misterio de Cristo. Función redentora. La Gracia de
Cristo.
TEMA
3.1: CONCEPTO DE CREACIÓN. DOCTRINA. OBRAS. FINALIDAD
3.1) El
misterio de la creación del mundo en el conjunto de la fe de la Iglesia
3.2) La
creación en la Sagradas Escrituras
3.3) Noción
teológica de creación
3.4) Las
creaturas: ángeles, hombres, seres materiales.
3.5) La
bondad del mundo creado
3.6) El orden
de la providencia divina: 1) La doctrina teológica sobre la providencia, 2)
Providencia divina, acción y libertad humana.
3.1 El
misterio de la creación del mundo en el conjunto de la fe de la Iglesia
La
reflexión pagana clásica no se planteó jamás directamente la cuestión de la
procedencia del mundo y su razón de ser. Los griegos se adherían firmemente a
la idea de un cosmos eterno, permanente e inmutable, a un ser de períodos
cíclicos. La creación del mundo y del hombre por Dios es un misterio de fe. No
es el simple resultado de una deducción empírica-racional.
La verdad
sobre la creación aparece revelada con claridad el la Sagrada Escritura (Gen
1,1) e incluida en el Credo.
3.2 La creación en la
Sagradas Escrituras
I)
Antiguo Testamento
A- Relato
Sacerdotal - En Gen. 1, 1ss, se destaca claramente la idea de que Dios
es el Creador del mundo y que crea en el tiempo (en el sentido de que las
creaturas no son eternas: tuvieron un principio en el tiempo). La creación tuvo
un comienzo absoluto “En el principio creo Dios el cielo y la tierra” . Ninguna
criatura es colaboradora de Dios en el acto creador. La creación es un acto
libre de Dios. Dios crea de la nada (ex nihilo) es decir, es Dios quien por su
palabra, por un acto libre y espontáneo de su voluntad, atrae (tira, saca) de
la nada el universo entero. La aparición del hombre culmina el acto creador.
Después de la creación del hombre Dios vio que era “muy bueno”: este adjetivo
muestra la excelencia del hombre. La creación no es un acto generativo. Dios
creó el mundo por su palabra, “Dijo Dios y lo hizo”. El acto creador es un acto
personal, es Dios mismo quien opera en la creación.
División
de la obra de la creación:
Hay dos
fases:
-Fase de
separación: Tres primeros días.
-Fase de
decoración: Tres últimos días.
1) Fase de
separación:
1º día:
Dios separa la luz de las tinieblas, es la creación del día y la noche. Desde
este momento, comienza el tiempo, antes existía sólo Dios en su eternidad.
2º día:
Dios separa las aguas superiores de las aguas inferiores, es la creación del
agua encima del firmamento y del agua de bajo del firmamento.
3º día:
Dios separa agua y tierra, es la creación de los océanos y el suelo. Surge pues
el aire, el agua y la tierra. Empiezan a crecer las hierbas y las plantas.
2) Fase de
decoración:
4º día:
Dios crea los astros: sol, luna y las estrellas.
(A
diferencia de las religiones paganas en las cuales Dios y los astros se
confunden se enumeran los cuerpos celestiales. Hay un único Dios Creador, las
demás cosas son criaturas.)
5º día:
Dios crea los animales, adorna los mares de peces y los aires de aves.
6º día:
Dios puebla la tierra, crea los animales domésticos y el hombre a su imagen, le
pone encima de todas las criaturas.
7º día:
Dios descansa.
B- Relato
Yahvista (Gen. 2, 4b-25), este relato empieza con la creación del
hombre y lo presenta en dos estados diferentes:
-estado de
inocencia, de alegría y de paz
-estado de
pecado y promesa de salvación.
Gen. 2, 7,
Dios crea el hombre con polvo, sopla en sus narices para darle el soplo de
vida, así el hombre deviene un ser vivo. El hombre no ha sido creado por la
palabra de Dios según este relato, sino que fue modelado con barro del suelo.
La creación del hombre y de la mujer es el inicio de la creación. La creación
del hombre es una participación del ser de Dios.
C- Los
profetas:
Los
profetas contribuyen decisivamente a hacer cada vez más explícita y a
desarrollar la fe en el misterio de la creación. Mención especial merecen los
profetas del exilio, sobre todo Jeremías (32,17;33,25-26) y el Deutero Isaías
(Is 40 ss), que presentan a Yahvéh como Creador y Salvador al mismo tiempo. El
Creador todopoderoso del mundo de también autor compasivo de la Alianza con el
pueblo elegido y, a través de éste, con toda la humanidad. La doctrina de la
Creación y sus consecuencias se hace ahora un mensaje claramente universalista.
Isaías
presenta también la creación como un acontecimiento escatológico, que se
extiende desde la producción del mundo, el presente y la consumación definitiva
(cfr. Is 27,1 ss).
D- Salmos,
Proverbios y Sabiduría:
Los salmos
son himnos que hablan de la creación. Cantan y exhortan las acciones gloriosas.
por lo tanto muestran que Dios es el Creador del universo (Sal. 136).
En los
libros de los proverbios se relata la creación como obra divina en su aspecto
objetivo: se destaca su orden y su racionalidad. Es considerada como una obra
magnífica (Prv. 3, 19-20; 8, 31-32). Pasa a un segundo plano su aspecto
histórico-salvífico.
En el libro
de Sabiduría, la sabiduría divina aparece personificada y como coprincipio
creador. Procede de Dios y Dios crea con ella. La sabiduría se identifica con
Dios. Su función es de crear (Sab.1, 14).
E- 2
Macabeos 7, 28: Dios crea el mundo de la nada. Hay una relación entre
creación y escatología. Dios es Consumador por ser Creador y es Creador por ser
Consumador. El misterio de la creación es en definitivo un estímulo para la
confianza en Dios y una prueba de la fidelidad divina a la Alianza.
II) Creación
en el N. Testamento
A- Evangelios
sinópticos:
La
predicación de Jesús acerca del Reino de Dios, que llega con El, arranca de la
fe bíblica en Dios Creador. Esta resulta tan evidenta en el ambiente religioso
judío, que Jesús no necesita insistir en ella. Aún así, Jesús acude
expresamente a la doctrina de la Creación en diversas ocasiones manifestando
que es la Creación un hecho fundamental.
Mc. 10, 6:
“Al principio del mundo Dios les hizo varón y hembra”.
Mt. 6,
25_30: Jesús pide a los judíos que no se preocupen de su vida, de lo que
comerán, ni por su cuerpo, con qué se vestirán. Porque Dios, Creador del
universo, Padre celestial les nutrirá. Dios ejerce su providencia sobre todo lo
que ha creado (criaturas sensibles y los hombres)
Mt. 25, 34.
La salvación de Dios en Jesucristo se inserta en al Creación.
B- San
Juan:
Jn. 1, 1-5:
Este texto de Juan se relaciona con Gen. 1
-“Al principio”,
expresa la eternidad del Verbo.
-“La
Palabra estaba con Dios”, preexistencia de la Segunda Persona (Hijo de Dios).
-“La
Palabra era Dios”,en Gen. 1 Dios es el autor de la creación. San Jn. presenta a
Cristo como autor de la nueva creación. Jesús no se distingue de Dios por que
él es Dios.
-“Todo se
hizo por ella”, es un resumen de la doctrina creadora. Cristo se presenta como
la Palabra de Dios, la sabiduría de Dios que crea el mundo. Sin esta sabiduría
el mundo no habría existido.
-“En ella
estaba la vida y la vida la luz de los hombres”, Cristo es el salvador del
mundo. La creación es renovada por la Redención
C- San
Pablo:
1Cor. 10,
26: S. Pablo dice que hay que comer de todo, porque todo viene de Dios. Predica
así que Dios es el Creador del mundo. Sólo existe un único Dios Creador (1Cor.
8, 5). Dios creó el mundo por medio de su Hijo Cristo (1Cor. 1, 15-20).
Rom. 4, 17:
Dios ha creado el mundo de la nada, y ha dado existencia a todo lo que no
existía.
Rom. 8,
20-21: La creación fue sometida a la vanidad en la esperanza de que será
liberada. La creación toda entera sufre. S. Pablo nos presenta una creación que
no encuentra la plenitud en este mundo. Hace alusión a Jesucristo y muestra su
función en la creación en cuanto segunda Persona de la Trinidad.
3.3 Noción
Teológica de Creación
La idea
cristiana de creación es una idea precisa y bien determinada. Se refiere
al acto creador por el que Dios produce la totalidad de lo que
existe. No hablamos ahora por tanto de Creación como efecto o producto de ese
acto creativo divino (lo haremos en 16.4). Nos ocupamos en este momento del
acto creador, o creación activa.
Noción: la
Creación se puede definir como la producción del ser entero de las cosas o la
producción de las cosas según toda su sustancia. En el acto creativo, Dios
produce lo que existe en cuanto que existe. Dado que lo que existe es tal en
virtud del acto de ser, que es perfección de toda perfección en todo individuo
existente, producir lo que existe en tanto que existe significa producirlo
totalmente.
La creación
activa puede definirse también como la emanación de todo el ser, realizada por
Dios. Emanación equivale aquí sencillamente a producción u originación. Lo que
emana en virtud del acto creador e toso el se, es decir, no este ser concreto.
Si fuera así, estaríamos en presencia de una generación.
El acto de
Creación encierra tres aspectos básicos:
a) El
Creador no sufre cambio o modificación alguna por el hecho de crear, es decir,
no pierde ni adquiere ninguna perfección.
b) Lo
creado es real y completamente distinto del Creador. La Creación implica que
aunque el Creador y la criatura pueden considerarse ambos bajo la noción común
de ser, dado que la criatura posee un ser participado, no tiene sin embargo
comunidad de ser con Dios.
La Teología
de Santo Tomás se apoya en la idea de participación para formular el concepto
de creación. Participar significa aquí el poseer de modo limitado e imperfecto
algo que se hala en otro de modo total, ilimitado y perfecto. La participación
de la criatura respecto del creador es la llamada participación trascendental.
(ver Morales, op. cit. pag 123).
Ser
creatura significa poseer el ser (esse) participado, limitado por la esencia
que lo recibe. Dios, en cambio, no "posee" el esse, el ES el ESSE
subsistente.
c) Lo
creado es totalmente creado. El creador no parte de una materia informe
preexistente, sino que crea "ex nihilo".
La Causa
eficiente de la creación
a) Dios
solo es el Creador:
-Cfr Gen.
“Al principio Dios crea”
-S.
Agustín: “No puede haber una criatura creadora, ni los ángeles, ni las demás
criaturas”.
-S. Tomás
dice que entre el efecto y la causa debe haber una proporción, por lo tanto, si
el efecto es universal la causa debe ser universal. Es necesario que la
creación sea producida por Dios porque sólo Dios es el Ser total que existe por
sí mismo, el Ser absoluto. Dios no puede crear a través de un ser finito porque
crear es pasar del no-ser al ser, lo cual requiere una potencia infinita.
b) Creación
obra de la Trinidad:
Como toda
actividad de Dios hacia afuera (ad extra) la creación es un acto libre de Dios,
y común por lo tanto a las tres Personas divinas.
El concilio
II de Constantinopla (a. 553) afirma:"Un solo es Dios y Padre, de quien
todo procede; y un solo Señor Jesucristo, por quien todas las cosas han sido
hechas; y un solo Espíritu Santo, en quien todas las cosas existen".
El conc.
Lateranense (649) habla de la "Trinidad, creadora y protectora de todas
las cosas". La misma verdad expresa el Lateranense IV (1215): "Padre,
Hijo y Espíritu Santo constituyen un solo principio de todo el universo,
Creador de todo lo existente".
Testimonio
de la Sagrada Escritura:
-Jn. 1,
1ss, “Todo fue creado por El y sin El nada sería hecho”. Se refiere al Hijo.
-1 Co,8,6
atribuye al creación tanto al Padre como al Hijo.
-Gen. “Y el
Espíritu de Dios soplaba sobre las aguas”, Espíritu Santo agente de la
creación. (JP II, en Dominum et vivificantem se refiere repetidas veces al
"ES Creador").
Argumento
teológico: así razona Santo Tomás: "Crear, es decir, producir el ser de
las cosas, conviene a Dios por razón de su ser, que es su misma esencia, la
cual es idéntica en las tres divinas Personas. Por consiguiente, crear no es
principio de alguna Persona, sino algo común a toda la Trinidad"
(S.Th.1,45,6.).
En la
mayoría de los símbolos de fe antiguos, la creación suele atribuirse al Padre,
que es fuente y origen de la Trinidad. No se dice, sin embargo, que la creación
sea propia o exclusiva del Padre. Sencillamente, se le atribuye como una
apropiación justificada por el hecho de que el Padre no tiene ni recibe el
poder de otro. Pero no se excluye con ello la afirmación del poder creativo de
las otras dos Personas.
Es el mismo
proceder teológico por el que se atribuye la redención al Hijo y la
santificación al Espíritu Santo.
Creación
y Redención: es importante no separar ambos misterios. Ambas verdades
reveladas constituye como dos centros de una misma concepción dogmática.
Fin
de la creación: "Dios creó el mundo para manifestar y comunicar su
gloria. La gloria para la que Dios creó a sus criaturas consiste en que tengan
parte en su verdad, su bondad y su belleza" (Cat de la Igl Cat n.319; cf
también 293 y 294).
3.4 Las
Criaturas: Ángeles, Hombres, Seres Materiales.
I) Los
Ángeles
La
existencia de seres espirituales, no corporales, que la S.E. llama
habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de
la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición.
Sagrada
Escritura: a)AT: Los ángeles aparecen a lo largo de toda la historia salvifica,
y no solo después del destierro: se les designa en grupo (Gn. 28,12; 32,2-3;Jb
1,6), se habla del "ángel de Yahvé (Gen 16,57, 22,11). Otros textos: Dn
10,13 (Miguel); Dn 8,16 (Gabriel); Tob 12,15 (Rafael); Gn 3,24 (querubines); Is
6,2 (serafines). En el N.T. se llega al máximo de
la revelación angélica: forman la corte de Dios, están presentes en
la tierra con mayor frecuencia (Anunciación, Zacarías, San José, etc.), se ve
claramente su subordinación a Cristo y su función de mediadores, así como la
distinción entre los ángeles buenos y los demonios, la limitación de su ciencia
(desconocen la fecha del juicio final), su posesión de la visión beatífica,
etc.
Quiénes son
los ángeles: San Agustín dice respecto de ellos: "El nombre de ángel
indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que
es un espíritu, si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel".
Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque
contemplan "constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos
(Mt 18,10), son "agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su
palabra"
En tanto
que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son
criaturas personales e inmortales. Superan en perfección a todas las criaturas
visibles. El resplandor de su gloria es testimonio de ello.
Toda la
vida de la Iglesia se beneficia de la ayuda misteriosa y poderosa de los
ángeles. En la liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar a Dios,
invoca su asistencia y celebra la memoria de ciertos ángeles. En cuanto a la
vida del cristiano, durante todo su transcurso está rodeado de su particular
custodia (Sal 34,8; 91,10).
D. José
morales resume así "la doctrina definida solemnemente por la Iglesia en
torno a los ángeles". "Abarca cinco afirmaciones principales: a) los
ángeles existen; b) son de naturaleza espiritual; c) fueron creados por Dios;
d) fueron creados al comienzo del tiempo; e) los ángeles malos o demonios
fueron creados buenos, pero se pervirtieron por su propia acción". ("
El misterio de la creación", EUNSA,1994, pag 202).
II) Hombres
El hombre
aparece como coronación y centro de la obra divina creadora. Su aparición no
constituye una simple prolongación del proceso creativo, sino resultado de una
especial iniciativa divina. Los relatos de Gen 1,26-28 y Gen 2,4b-25 son
centrales en este tema.
Las
verdades reveladas acerca de la naturaleza y origen del hombre podemos
resumirlas en las siguientes:
1- el
hombre es creatura.
2- Tiene
una especial dignidad, es "imagen y semejanza" de Dios, lo cual lo
constituye en rey de la creación. Esa dignidad radica en estar dotado de
inteligencia y voluntad.
3- es un
ser a la vez corporal y espiritual, como totalidad ontológica querida por Dios.
El alma y el cuerpo se unen de tal manera que resulta una nueva naturaleza que
es persona.
4 -
Nuestros primeros padres, en cuanto al alma, fueron hechos por Dios de la nada;
en cuanto al cuerpo, fueron hechos con una intervención especial de Dios. El
alma de cada hombre es creada inmediatamente por Dios cuando es infundida en el
cuerpo.
4- Es
sociable por naturaleza
5- Todo el
género humano procede de una sola pareja.
5- La
diferenciación de sexos es querida por Dios. Existe igualdad esencial entre
varón y mujer, y diferencia funcional.
6- Ha sido
creado con la vocación de trabajar el mundo.
III) Seres
materiales
La
condición fundamental de las cosas es que éstas no son naturaleza entendida
como algo último y supremo, sino creación, es decir, obra divina.
El mundo
lleva necesariamente un sello creatural que afecta a su naturaleza un
composición íntimas, y que entraña una serie de consecuencias:
1º Las
cosas creadas, por proceder de Dios según el conocimiento e intelección
divinos, poseen una naturaleza específica e inteligibilidad. Dado que Dios crea
de acuerdo a un designio divino inteligente, podemos hablar de la realidad como
susceptible de penetración intelectual.
2º Pero hay
que afirmar a la vez que la mente humana es incapaz de penetrar completamente
la realidad, porque esta ha sido ideada y producida por un intelecto mayor que
el nuestro y posee entonces un carácter misterioso e inabarcable.
3º La
contingencia de las creaturas nos habla de una voluntad libre creadora. Esa
voluntad divina origina en las cosas la bondad como aspecto esencial de su ser.
Ahondaremos en este tema en el próximo apartado.
3.5 La
Bondad Del Mundo Creado.
"Salida
de la bondad divina, la creación participa de esa bondad (y vio Dios que era
bueno...muy bueno": Gn 1,4.10.12.18.21.31). Porque la creación es querida
por Dios como un don dirigido al hombre, como una herencia que le es destinada
y confiada, la Iglesia ha debido, en repetidas ocasiones, defender la bondad de
la creación, comprendida la del mundo material (cf DS
286;455-463;800;1333;3002)." (Cat. de la Igl. Cat. n¼ 300).
La teología
cristiana afirma sin ambigüedades que el mundo creado es bueno, porque procede
del querer divino. Pero la afirmación neotestamentaria no menos importante es
que, a causa del pecado, el mundo se encuentra como en poder del Maligno (Jn
5,19). Esto explica que las muchas implicaciones y consecuencias contenidas en
la primera idea hayan sido desarrolladas con gran lentitud por los teólogos de
la Iglesia. (Se puede consultar la evolución de tales explicitaciones en el
libro de José Morales "El Misterio de la creación", pag 299-302).
3.6) El orden de la providencia divina
1) La
doctrina teológica sobre la providencia
Providencia
significa el plan eterno de Dios sobre el mundo. Santo Tomás la define como
"la razón del orden que hay en las cosas respecto de sus fines"
(S.Th. I q22a1). La existencia de la providencia se basa en que Dios es causa
de las cosas por su entendimiento, "por lo cual ha de preexistir en El la
razón de cada uno de sus efectos" (ib.).
El gobierno
divino del mundo es la ejecución en el tiempo de la providencia, es decir de
ese plan eterno de Dios sobre el mundo. Todo lo que se mueve en este mundo no
puede estar fuera de la providencia divina; Sab. 14, 3: "Tú, Padre
gobiernas todas las cosas por tu providencia".
¿Cuál es la
importancia de la noción cristiana de providencia? Constituye un contrapeso a
la noción de creación: hablar de Dios-Creador implica marcar una separación
entre Dios y la creatura. La idea de providencia insiste en la honda conexión
existente entre el agente divino y su obra, enseña que Dios no permanece
inactivo después de crear, sino que habla continuamente a su creación y lo hace
con el mismo amor que le movió a producirla.
El
Catecismo define así la providencia: "disposiciones por las que Dios
conduce la obra de su creación hacia su perfección" (nº 302). Y explica
que "la creación tiene su bondad y perfección propias, pero no salió
plenamente acabada de las manos del Creador. Fue creada "en estado de
vía" hacia una perfección todavía por alcanzar a la que Dios la
destinó" (ib.). La Providencia divina consiste así en un gobierno del mundo
que abarca lo que ocurre en la naturaleza y lo que ocurre en la historia, lo
que afecta a las comunidades humanas y lo que atañe a la vida de cada
individuo. No constituye un orden fijo sino algo que ese realiza constantemente
por la acción ininterrumpida de Dios.
El concilio
Vaticano I presenta la providencia como una consecuencia de la creación cuando
dice: "Todo lo que Dios ha creado lo conserva y gobierna mediante su
Providencia, alcanzando de un confín a otro poderosamente y disponiéndolo todo
suavemente (Sap 8,1)" DS 3003.
El
testimonio de la Sagrada Escritura es unánime: la solicitud de la divina
providencia es concreta e inmediata; tiene cuidado de todo, de las cosas más
pequeñas hasta los grandes acontecimientos del mundo y de la historia. Asimismo
se afirma con fuerza la soberanía absoluta de Dios en el curso de los
acontecimientos "todo lo que quiere lo hace" (Sal 115,3). Jesús pide
el abandono filial en manos de Dios Padre (Mt 6,31-33). (cf. CEC 303-305)
La
providencia y las causas segundas: Dios es soberano en su designio, pero para
su ejecución se sirve también del concurso de las criaturas. Esto es signo de
la grandeza y bondad de Dios, pues no solo da a las criaturas la existencia,
sino también la dignidad de actuar por sí mismas. Pero su acción siempre se
subordina a la causa primera que es Dios, Quien obra en y por las causas
segundas. Esta es una verdad inseparable de la fe en Dios Creador. (cf.Cat. de
la Igl. Cat. 306 a 308).(En cuanto al hombre y su participación libre en el
designio divino, ver más adelante: 17.3)
2) Providencia
divina, acción y libertad humana
Al hablar
en el punto 17.1 de la providencia y las causas segundas, veíamos que Dios se
sirve del concurso de sus criaturas para la realización de su designio eterno.
A las criaturas les concede Dios la dignidad de actuar por sí mismas,
ejerciendo una auténtica causalidad segunda en y por la cual actúa Dios, causa
primera.
A los
hombres concede Dios incluso el poder participar libremente en su providencia
confiándoles la responsabilidad de "someter la tierra y dominarla. (Gn
1,26-28). Dios da así a los hombres el ser causas inteligentes y libres para
completar la obra de la Creación. Se trata de un caso particular del llamado
"concurso divino": en las obras de las criaturas concurren la acción
propia de la causa segunda (la criatura) y la acción de la causa Primera
(Dios). En las acciones humanas, el hombre "concurre" como causa
inteligente y libre.
La razón
del concurso divino se halla en la total dependencia que todo ser creado tiene
de Dios. Dios actúa como causa primera y la acción humana como causa segunda.
No son dos operaciones yuxtapuestas sino que se coordinan para obrar juntos en
la consecución de un mismo efecto. La acción de Dios y la humana forman un todo
orgánico con intrínseca dependencia la segunda de la primera. De ahí que no se
puede decir que una parte del efecto proviene de la causa divina y otra parte
de la causa humana, sino que todo el efecto proviene tanto de la causa divina
como de la causa creada. La causa creada está subordinada a la causa divina,
pero sin perder su causalidad propia.
Acerca de
cómo se coordinan la causalidad divina y la humana en la acción libre y
meritoria del hombre, existen dos tendencias teológicas clásicas (el debate se
centra el la cuestión de la gracia eficaz: ¿cómo se conjugan la gracia siempre
eficaz de Dios (por definición) y la libertad humana?
a) El
tomismo enseña que la acción de Dios en cada una de las acciones de los agentes
creados consiste en el influjo de la Causa Primera recibido inmediatamente en
las causas segundas. En virtud de esa influjo, Dios inspira a las causas
segundas su eficacia actual, moviéndolas y aplicándolas a la acción,
no sólo objetiva y moralmente (por vía de atracción, persuasión, etc.) sino
también física y activamente, inclinándolas interiormente,
aplicándolas y determinándolas a la actividad, de lo que se sigue al punto la
acción. Y como la moción y aplicación de la virtud activa a la acción es
anterior por naturaleza a la misma acción, la moción divina recibe el nombre de
previa moción, o premoción divina. Por este influjo divino, Dios
activa y propiamente hace que la criatura haga, y la vuelve dependiente de El,
no como una concausa a su concausa (como dos caballos tirando del mismo carro),
sino como una causa segunda subordinada a la primera. De donde resulta que la
acción, en lo que tiene precisamente de acción (y no en lo que pueda tener de
defectuosa, por el defecto procedente de la causa segunda) es totalmente de
Dios como causa primera y totalmente del agente creado como causa segunda.
b) El
molinismo, en cambio, concibe la acción de Dios como un influjo físico
e inmediato sobre las causas segundas - en esto coincide con el
tomismo- pero niega que este influjo sea anterior en tiempo o en naturaleza a
la determinación de la causa segunda (niega la premoción física). se trata
únicamente de un concurso simultáneo de Dios que coincide en
la misma acción con el influjo causal de la criatura (como el de dos caballos
tirando del mismo carro). "Dios -escribe un molinista- en virtud de un
decreto eterno emitido a la luz d la ciencia media, aplica su
omnipotencia a la acción e el preciso momento en que ve que la causa creada
obraría si tuviera a su disposición el concurso divino que absoluta y
esencialmente necesita para cualquier operación". Dios ofrece su concurso
de manera general para cualquier acción que la criatura quiera realizar; y una
vez que la criatura se ha decidido con entera independencia a realizar tal o
cual acción, Dios concurre de manera física e inmediata, a la realización de
tal acción.
TEMA
3.3: JESUCRISTO Y LA VIDA DE LA GRACIA
1) El
misterio de Cristo según la S.E.
2) Unión
Hipostática.
3) La función redentora de Cristo:Profeta, Sacerdote, Rey.
4) Valor salvífico de todos los misterios de la vida, muerte
y glorificación de Jesús.
5) El misterio pascual: muerte, resurrección
y ascensión de Jesucristo.
6) El modo de la redención: satisfacción, mérito y
eficiencia.
7) Frutos de la Redención: liberación y reconciliación.
18) Gracia
e Inhabitación del Espíritu Santo: 1) La Nueva alianza. 2) La comunión de Dos y
la gracia santificante. 3) Naturaleza dde la gracia santificante. 4) Gracia e
inhabitación del Espíritu Santo. .5) Gracia habitual y gracia actual: gracia y
libertad de los actos.
1 EL
MISTERIO DE CRISTO SEGÚN LA SAGRADA ESCRITURA
El
anuncio de Cristo en el Antiguo Testamento: El elemento central de la espera de una
redención en el AT consiste en la esperanza de que Dios mismo enviará un salvador.
El cumplimiento de esta promesa hecha por Dios en el principio de la historia
de la humanidad se realiza en Cristo.Puede situarse la "prehistoria"
de Cristo en las intervenciones salvíficas de Dios antes de la Encarnación. Se
desarrolla desde la primera promesa de un redentor (protoevangelio) y prosigue
a través de la Alianza y de la creación del "pueblo de Dios", pasando
en fin por los profetas hasta el mismo Cristo.
Las
profecías del AT, de un modo general, contienen estas afirmaciones
fundamentales:
1¼) Que no
hay más que un sólo Dios;
2¼) que su
reino espiritual debe extenderse a todas las naciones;
3¼) que el
Mesías, enviado por El, será el jefe de este reino.
Esta
síntesis se confirma con el análisis de las principales profecías,
especialmente, si se considera el desarrollo progresivo de la revelación
divina, desde las promesas hechas al primer hombre (Protoevangelio) y a los
patriarcas, hasta las predicciones hechas a David (anuncia en los Salmos los
sufrimientos y las glorias del Mesías: será Hijo de Dios (2,7), rey poderoso,
dulce con los humildes, el sacerdote por excelencia (Ps 109,4), y al mismo
tiempo víctima voluntaria por el pecado (38,7-9): padecerá muerte (Ps 21) y
saldrá glorioso del sepulcro, Ps 15,10) e Isaías , que precisan las circunstancias
de vida y pasión del Redentor (Poemas del siervo de Yaveh).
El
misterio de Cristo en el N.T.(I) :El Nuevo Testamento es un testimonio divino y
perenne de que Jesús es el Hijo de Dios (Ioh 20,30-31). Los evangelios nos
narran la vida de Jesús siguiendo el esquema del discurso de Pedro a Cornelio
(Act 10,37-43). San Juan empieza remontándose hasta la eternidad del Verbo en
el seno del Padre, y exponiendo la Encarnación del Hijo de Dios y su vida entre
los hombres (Ioh 1,1-14). San Mateo y San Lucas inician la narración evangélica
con los relatos sobre el nacimiento, infancia, y vida oculta de Jesús, Hijo de
Dios (Mt 1-2; Lc 1-2). San Marcos da comienzo directamente a su escrito con el
anuncio de Juan Bautista acerca de la necesidad de la penitencia para recibir
al Mesías. "Los evangelistas nos narran fielmente lo que Jesús, el Hijo de
Dios viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente hasta el día de la
ascensión". (Dei Verbum, n 19).
Los
Títulos Cristológicos
En los
escritos de S. Pablo destacan los Títulos Cristológicos.
1.-Salvador: Rom 7,24:"¿ Quién
me librará de este cuerpo de muerte?". La respuesta es Cristo Jesús.
2.-Dios: Gal 2,20; Rom 1,4:"...manifestado
Hijo de Dios..."; Jesucristo Dios y hombre verdadero es el Hijo enviado
por el Padre, consubstancial al Padre.
3.-Primogénito: Col 1,15-18:"...primogénito
de toda la creación...todo fue creado por El y para El; y existe con
anterioridad a todo....pues en El reside la plenitud de la divinidad
corporalmente". Es el primero y anterior a todo porque es eterno; es el
creador porque no es criatura; y todo su fundamento radica en que es Dios.
4.-Hombre: Aparece esta nota de Cristo en
Rom, Philip, 2 Cor, Gal 4,4-5, etc. Rom 8,3:"...lo hizo Dios
enviando a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado y por causa
del pecado condenó al pecado en la carne". El misterio salvífico es fruto
de la misericordia y del amor de Dios: el Hijo, sin dejar de ser Dios, asume
nuestra naturaleza humana.
5.-Redentor: Este título aparece en Rom, 1 Cor,
Galat Cristo es el Nuevo Adán (cfr. Rom 5,12ss). Es el Redentor por su vida y
su muerte; Cristo ha sufrido el castigo que nosotros merecíamos por el pecado
(Rom 4,25) y con su Sangre derramada hemos sido rescatados (1Cor 6,20). La
muerte de Cristo ha constituído la reparación perfecta del pecado y nos ha
introducido a una vida nueva. Cristo al asumir la naturaleza humana se
constituyó en representante y cabeza de toda la humanidad, en el Nuevo Adán.
6.-Verdad: La Resurrección de
Cristo es la prueba de que Jesús decía la verdad. La realidad histórica de la
Resurrección lo desarrolla en 1Cor 15.
7.-Cabeza
de la Iglesia: Eph
2,20:"Vosotros fuisteis edificados sobre el fundamento de
los Apóstoles y de los profetas, siendo la piedra angular Jesucristo en
persona". En Efesios se nos narra la unión de Cristo y la Iglesia: Cristo
es la piedra angular y nosotros las piedras vivas; El es la Cabeza de la
Iglesia. Rom 12,4-5:"...formamos un solo cuerpo en
Cristo...". La Iglesia es el cuerpo místico de Cristo.
2 UNIÓN
HIPOSTÁTICA
En la afirmación "Jesucristo es
Perfecto Dios y Perfecto Hombre", se encierra toda la Cristología. En
efecto, esta afirmación implica estas otras tres: 1) Afirmación de la perfecta
Humanidad del Señor; 2) Afirmación de su perfecta Divinidad; 3) Afirmación de
la estrecha unidad con que ambas naturalezas están unidas en la Persona del
Verbo, formando en El una sola persona.
La
unión hipostática: La
naturaleza humana de Jesús es perfecta, pero no constituye una persona humana,
porque no existe en virtud de su propio acto de ser, sino que está unida
sustancialmente a la Persona del Verbo, esto es, existe en virtud del ser
divino del Verbo. La unión hipostática, pues, no es otra cosa que la unión de
la naturaleza humana de Cristo con la Persona del Verbo en unidad de persona.
Dicho de otra forma, la naturaleza humana de Cristo no subsiste con
subsistencia propia, sino que subsiste en la Persona del Verbo y, por estar
unida a El sustancialmente, le confiere el que sea hombre. El Verbo es hombre,
precisamente porque subsiste en su naturaleza humana, comunicándole el acto de
ser. Por esa razón, la Persona del Verbo responde de las
acciones y pasiones de su naturaleza humana; el Verbo es el sujeto de esas
acciones.
La
palabra subsistencia se convierte así en concepto clave para
entender la noción de persona, La persona es tal, porque, además de ser
sustancia completa, subsiste por sí misma separadamente de las demás sustancias
completas. La no subsistencia en sí misma, sino en la Persona del Verbo, es la
razón por la que la humanidad de Cristo que es completa no es persona humana,
sino que está hipostasiada, personalizada, en la
Persona del Verbo
La asunción de
la naturaleza humana por parte del Verbo es el fundamento o
razón por la que esa naturaleza se encuentre relacionada con relación de unidad
con la Persona del Verbo. Asumir se usa en este lugar con el
significado de "tomar sobre sí". El Verbo, en la
Encarnación, "asume" a la naturaleza humana. Se trata de
una acción misteriosa: La Trinidad une la naturaleza humana a la
Persona del Verbo, no porque haya alguna mutación en el Verbo, sino porque se
cambia la naturaleza humana de forma que subsiste en el Verbo hasta el punto de
que puede decirse que está "asumida" por El y que el Verbo subsiste
también en su naturaleza humana. El Verbo no tomó el alma antes que el cuerpo
con prioridad temporal, ni el cuerpo antes que el alma, sino que se unió a
ambos en el mismo instante.
3 LA TRIPLE FUNCIÓN REDENTORA DE CRISTO:
PROFETA, SACERDOTE, REY
Redención es aquella economía sobrenatural según la cual
Cristo, cabeza nuestra, en nuestro lugar ofrece a Dios por nosotros un
sacrificio perfecto y una reparación adecuada a la ofensa inferida por los
pecados de la humanidad.Jesucristo es el único mediador entre Dios y los
hombres. Esta mediación se hace posible por la unión hipostática, que le sitúa
entre los extremos, porque tiene algo en común con ambos (divinidad, humanidad)
y algo que le diferencia. En la mediación de Jesús puede también distinguirse
los llamados tres munera Christi: se trata de las funciones pastoral (o real),
profética (o magisterial), y sacerdotal. Estas tres funciones no son
independientes, sino que, por el contrario, son manifestaciones o, mejor dicho,
frutos de un misma raíz: la Encarnación. En cada acción y en cada palabra,
Cristo ejerce su Magisterio, su Sacerdocio y su Realeza.
1.Sumo y único Maestro y Profeta: Se
ve en los relatos evangélicos como Cristo enseña y profetiza. De manera
excelsa: por su ciencia (Io. 3,11), autoridad (Mt. 17,5; Mc. 16,15), modo de
enseñar (Lc. 24,32); es único Maestro (Mt. 23,10). El Evangelio le llama
Maestro más de 50 veces.
Cristo como Profeta habla a los hombres palabras de Dios,
Jesús anuncia el Evangelio, la Buena Nueva, del Reino de Dios (cfr Mc 1, 15).
Jesús es, pues, Profeta. Enviado por el Padre para llevar a los hombres la
Palabra de Dios; la autoridad de su predicación es, por eso divina: el mismo
Padre ordena escuchar la palabra de Jesús (Mt 17, 5). Y como Maestro enseña la
verdad por propia autoridad: "yo os digo". El mismo es la verdad que
por sus palabras y obras (Verba et Gesta) lleva al culmen la Revelación, la
confirma con milagros y habla de los que ve y conoce: la esencia misma de Dios;
El es el Maestro, es decir, el que enseña por propia autoridad (Mt 7, 29).
El carácter supremo y definitivo de las enseñanzas de Jesús
se fundamenta en su condición de Dios-Hombre, por la que sus palabras humanas
son, en sentido pleno, palabras humanas de Dios Pero aún cabe decir más: Jesús
no enseña sólo la verdad, sino que El es la Verdad (cfr Jn 14,6), porque es el
Verbo, la Palabra eterna y perfecta del Padre hecha visible en la carne. El es,
al mismo tiempo, el Maestro que enseña y la Verdad enseñada
2.Cristo es Rey: La
fe de la Iglesia afirma de Cristo que está sentado a la derecha del Padre,
desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y añade que su
reino no tendrá fin, repitiendo así la expresión del anuncio hecho a María: El
será llamado Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre; y reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin
(Lc 1, 32-33).
Esta potestad regia corresponde a Cristo diversos
"títulos": a) Por la unión hipostática, pues al ser Hijo de Dios por
naturaleza, por El todo fue hecho (Cf Col 1,15), incluso los ángeles deben
adorarle y obedecerle. b) Por título de "conquista", pues su
sacrificio realizó un acto de reparación de valor infinito, librando la
humanidad de la esclavitud del pecado, del demonio y de la muerte. c) Por la
plenitud de su Gracia, de la que todos hemos recibido.
Cristo ejerce su función de Rey en la instauración de su
reino con las acciones propias del Señor: reuniendo a su pueblo y estableciendo
las leyes del Reino, del que se declara Juez supremo. Esa soberanía es
universal: se extiende a todos los hombres, a todos los lugares y a todas las
cosas.
3.Cristo en cuanto hombre es Sumo Sacerdote: Ps.
109,4 "Tu es sacerdos in eaternum...". En la Carta a los Hebreos,
Cristo es presentado como el Gran Sacerdote de la Nueva Alianza. Más aún, es
sobre todo en su cualidad de sacerdote, como Jesús aparece sentado a la diestra
del Padre.(Hebr 8, 1). Se trata, pues, de un reinado sacerdotal y de un
sacerdocio regio.
La mediación de Cristo es una mediación sacerdotal. No es
idéntico el contenido de estos dos términos: mediación y sacerdocio, pues
aunque todo sacerdote es mediador, no todo mediador es sacerdote. En Cristo la
razón de su ser de mediador es la misma de su ser de sacerdote: la gracia de
unión. Su mediación está fundada en sus funciones sacerdotales respecto del
sacrificio y de la oración, siendo como una propiedad que dimana del mismo ser
sacerdotal. La misterio de la muerte y resurrección del Señor constituye la
clave de su mediación. Es en su calidad de Gran Sacerdote de la Nueva Alianza
como Cristo está sentado a la derecha del Padre, es decir, ejerce la potestad
regia; de igual forma es su Sacerdocio lo que da tono característico a su munus
propheticum. La totalidad del misterio y de la obra de Cristo es sacerdotal,
porque El es sustancialmente sacerdote, como es sustancialmente ungido y santo
en virtud de la unión hipostática. Y es también sustancialmente
mediador. El constitutivo formal del sacerdocio de Cristo es la unión
hipostática, pues lo es de la función mediadora de la que forma parte la
sacerdotal (STH. III, 22,1).
Y esta mediación (ascendente y descendente) se da en
Jesucristo precisamente por su humanidad (Jesucristo es sacerdote en cuanto
hombre, Hebr 5, 1) en cuanto unida hipostáticamente al Verbo, ya que, por una
parte, el sacrificar y orar son actos del hombre y no de Dios, y, por otra, el
valor infinito de esta mediación le viene a la Humanidad de Cristo de su unión
en unidad de persona con el Verbo.
La Carta a los Hebreos señala
dos características en el sacerdocio de Cristo: vocación divina
(ninguno se toma para sí este honor, sino el que es llamado por Dios, como
Aarón, 5, 4, Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado 5, 5) y consagración o
constitución (tomado de entre los hombres, es constituido, 5, 1;).Se suele
considerar que la unción sacerdotal de Cristo, su consagración, no es otra cosa
que la misma unión hipostática, por la que la Humanidad de Cristo es
constituida verdaderamente en mediación entre Dios y los hombres.
Jesucristo, sacerdote y víctima.Una de las razones en
que se apoya la afirmación del sacerdocio de Cristo es el carácter sacrificial
que tuvo su muerte (Hebr 2, 14-18; 5, 7-9; 7, 26-28; 9, 11-28; 10, 11-18). Este
sacrificio, al mismo tiempo, viene descrito como muy superior a todos los
sacrificios antiguos, que eran sólo su figura y que recibían su valor
precisamente de su ordenación a el. El valor de este sacrificio es superior a
todos no sólo por el sacerdote que lo ofrece, sino por la víctima ofrecida de
valor infinito, y también por la perfección con que se unen en un mismo sujeto
el sacerdote que ofrece y la víctima ofrecida, que no es otra que el mismo
sacerdote, que se ofreció a sí mismo inmaculado a Dios (Hebr 9, 14) y entró una
vez para siempre en el santuario, realizada la redención eterna (Hebr 9, 12).
En efecto, ofrecer el sacrificio es el acto propio del sacerdocio.
4 VALOR SALVÍFICO DE TODOS LOS MISTERIOS DE LA
VIDA, MUERTE Y GLORIFICACIÓN DE JESÚS
Todo lo que el Señor hizo y padeció tiene carácter
salvífico; todas sus acciones anteriores a la Resurrección fueron meritorias
(sentencia más común entre los teólogos). STH. (III,34,1-3) expone este valor,
basándose en la perfección de la naturaleza humana de Cristo y la unión
hipostática. Haber merecido la salvación desde el primer acto no hace inútiles
los demás, ni hace que sus méritos le sean más debidos por más razones.
Toda acción humana de Jesús, considerada en sí misma, podía
ser suficiente para redimir a todo el género humano, por ser acción del
Dios-Hombre, mediador perfecto entre Dios y los hombres. Pero la voluntad
divina fue que la Redención se operase a través de la Muerte y Glorificación de
Cristo
Pero los misterios de la vida de Cristo, desde el momento de
la Encarnación, no son mera preparación para la redención, sino que son ya en
si mismos realidad de redención, pues constituyen con el misterio pascual una
unidad salvífica. El acto mismo de la Encarnación tuvo ya un sentido redentor y
una eficacia salvífica para nosotros.
La esencia del acto redentor es el amor del Hijo de Dios, en
cuanto ofrenda de su Humanidad al Padre por la salvación de los hombres. Este
amor se manifiesta en su obediencia al Padre.
La Muerte de Cristo no fue uno de los posibles términos de
su vida terrena, sino la meta terrena prevista que consumaba su acción
redentora, querida por Dios y querida también por la voluntad humana de Jesús
(Lc 12, 50).
La resurrección de Cristo es la Glorificación, por su
dignidad y su obediencia; cuyo valor sotereológico es la de formar parte
esencial de nuestra redención, redención de nuestro cuerpo, es la causa
instrumental de nuestra resurrección corporal y espiritual, y afecta a la
creación entera. La glorificación es parte integrante de la obra redentora; sin
embargo comenzóinmediatamente después de su muerte. El alma de Cristo,
unida secundum Personam al Verbo, recibe ya plenamente la gloria que se deriva
de la visión beatífica inmediatamente después de la muerte.
5 EL MISTERIO PASCUAL: MUERTE, RESURRECCIÓN
Y ASCENSIÓN DE JESUCRISTO
La muerte de Cristo era la meta prevista que consumaba su
acción redentora. La iniciativa es del Padre, Cristo es la donación de Dios a
la humanidad, Cristo es donado, enviado con una misión concreta: hacer la
voluntad del Padre: morir en la Cruz, que es la consumación (Gloria) de la
existencia terrena de Jesús, en ella, como sacerdote y víctima, consuma el
sacrificio redentor. La muerte de Cristo sucedió verdaderamente, así es
predicado por los Apóstoles desde el primer momento.
Es muerte por separación del alma y del cuerpo: Es la manera
de morir propia de la naturaleza humana, lo cual muestra, una vez más, la
realidad de la naturaleza asumida. Pero alma y cuerpo permanecen unidos a la
divinidad, por la indisolubilidad de la unión hipostática En la separación
alma-cuerpo no se ve afectada la persona del verbo, sino sólo su naturaleza
humana. El cuerpo, que fue sepultado, no sufrió corrupción y su
alma descendió a los infiernos: mostrandoverdaderamente la
muerte de Cristo, su soberanía sobre la vida y la muerte, liberando a los
justos.
La resurrección de Cristo es el fundamento de toda
la fe cristina (1 Cor 15,17). Resucitó uniendo, por su propia virtud, el alma
al cuerpo. Su cuerpo tiene características de cuerpo glorioso. En los actos que
nos narra el Evangelio se ve que es un cuerpo humano verdadero, el mismo que
murió (llagas); informado por un alma con funciones nutritivas, sensitivas e
intelectivas; y unido a la naturaleza divina (milagro de la peca, Ascensión).
La ascensión de Cristo es un artículo de fe. En
ella se expresa el Señorío de Jesucristo, su plenitud de vida y de poder Está
sentado a la derecha del Padre, gozando de una glorificación merecida e
intercediendo eternamente por nosotros. Laascensión de Cristo es la causa
eficiente de nuestra salvación. La ascensión no añade nada a Cristo,
simplemente manifestó la Gloria de Jesús ante sus discípulos, a ellos les dice:
" os conviene que yo me valla, porque si no me voy, no vendrá a vosotros
el Paráclito; pero si me voy , os lo enviaré".
6 EL MODO DE LA REDENCIÓN: SATISFACCIÓN, MÉRITO Y
EFICIENCIA
La Pasión de Cristo causa nuestra salvación por modo de
satisfacción, condigna, sobreabundante y vicaria.: La redención es
esencialmente la destrucción del pecado y la reconciliación con Dios. Esto se
realiza por la satisfacción, por el mérito y la eficacia. Del cuarto poema del
siervo de Yahve se desprende que el sufrimiento y muerte de Cristo es la
materia de la expiación. Ese dolor de Jesús es sufrimiento de Dios: el Verbo
sufre en su Humanidad. La materialidad del dolor recibe su sentido redentor
precisamente de la infinita caridad y obediencia con que Cristo padece.
Obediencia vivida por amor. La satisfacción es la compensación de la injuria
inferida, según igualdad de justicia. El elemento material es la obra de
carácter penal; el formal es la aceptación voluntaria de esa pena que, en el
caso del pecado, radica la caridad. Cristo satisfizo a Dios por los pecados de
los hombres. Cristo merece el perdón de nuestros pecados porque satisface por
ellos ante el Padre, con su amor y su obediencia.
Cristo por su Pasión mereció la salvación de todos los
hombres. Mérito es derecho al premio. Sus méritos son infinitos en
atención a la Persona que realiza la obra. Jesús con su obediencia
hasta la muerte no sólo satisface por el género humano, sino que merece para sí
mismo y para el genero humano las bendiciones divinas: es decir la nueva vida
de la gracia y de la gloria. Decir que Cristo merece nuestra salvación con su
Pasión y su Muerte equivale a decir que éstas han sido verdadera causa de
nuestra redención por el valor moral que tienen ante Dios.
Jesús no solo mereció para nosotros la gracia que nos
reconcilia con Dios y nos libera del pecado, sino que la causa realmente en
nosotros. La infinita caridad y obediencia de Cristo le hacen
acreedor ante el Padre de nuestra reconciliación, es decir, Cristo merece que
el Padre nos conceda el perdón de los pecados y la filiación adoptiva. La causa
eficiente principal de la gracia de la salvación sólo puede ser Dios, pero Dios
causa esta gracia en nosotros mediante la Humanidad de Jesús. La Humanidad del
Hijo de Dios es el instrumento que su Divinidad quiso utilizar para producir -y
no sólo para merecer- todas las gracias en los hombres.
7 FRUTOS DE LA REDENCIÓN: LIBERACIÓN Y
RECONCILIACIÓN
La Redención tiene dos efectos complementarios, distintos
entre sí, frutos de una misma causa (la obra de Cristo): Cristo nos
reconcilió con Dios porque nos liberó de todo lo que nos aparta de El, y porque
eso se realiza de forma meritoria y sumamente grata al Padre; el modo en que se
ha realizado esto es la Redención, que consiste en liberar al cautivo pagando
un precio (re-d-emere: re-comprar).
Los frutos de la Redención son:-Nos liberó: *del
pecado: la victoria del Señor sobre el pecado es total. Y nos hace
partícipes de ella. Cristo con su predicación desenmascara al pecado; lo
muestra en su maldad, y lo condena como lo que es: como enemistad con Dios,
como expresión demoníaca del egoísmo. Esta liberación significa también que el
hombre puede -con la gracia de Dios- vencer en sí mismo el poder del
pecado. *del poder del diablo: en la medida en que el hombre
es esclavo del pecado, se encuentra también bajo el dominio del demonio, no
porque tenga un derecho sobre el pecador, sino porque tiene un mayor influjo
sobre él. La llegada del reino de Dios implica la destrucción del poder
tiránico del demonio. *de la pena por el pecado: directamente
(por satisfacción sobreabundante) e indirectamente (remitiendo el pecado que es
causa de la pena). *de la muerte: la muerte y todo lo que de dolor
y frustración se sintetiza en ella, es pena del pecado (Rom 5,12),
la liberación del pecado, comporta, pues , la liberación de la muerte. La
victoria de Cristo sobre el dolor y sobre la muerte comporta también
el haberlos cambiado de signo: su negatividad se convierte en
positividad. *de la ley: Jesucristo no vino a destruir
la ley, sino a darle cumplimiento (Mt 5,17); pero también
habla de su sangre como sangre de una nueva alianza (Lc 22,20), y
como un nuevo Moisés pronuncia palabras que llevan la Ley Antigua a su última
perfección, una perfección que trasciende al mismo tiempo que le da
plenitud. -Nos reconcilió con Dios, satisfaciendo por la
ofensa inferida, por medio del sacrificio gratísimo a Dios y mereciendo la
salvación y todos los bienes de la gracia y de la gloria.
8) GRACIA
E INHABITACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO
1) La
Nueva Alianza.
Inmediatamente
después de haber pecado, nuestros primeros padres recibieron de Dios la promesa
de la Redención (Gén.3,15). Como vemos Dios no abandonó su proyecto de llevar
al hombre a su fin sobrenatural; al contrario le ofreció la salvación
a lo largo de la historia por diversos caminos, hasta que envió a su propio
Hijo para instaurara así la nueva y definitiva alianza, con su encarnación y
muerte en la cruz.
La nueva
alianza a sido anunciada desde antiguo por los profetas entre estos destaca
Isaías y Jeremías. En el N.T. las características de la nueva alianza:
a.- Es
destinada a todos los hombres.
b.- Es
gravada en los corazones.
c.- El
sacrificio por el que se sella es la cruz.
d.- Se
constituye un nuevo pueblo - La Iglesia.
e.- Los
Sacramentos.
f.- La
Nueva Alianza es en definitiva Cristo.
2) La
Comunicación De Dios. La Gracia.
El hombre
fue creado en gracia, y hay una continuidad entre naturaleza y gracia, sin que
no obstante pertenezcan al mismo nivel metafísico. Dios al crear el ser,
comunica su bondad a otros poniendo en cierto modo a las criaturas fuera de si,
al otorgarles consistencia propia, ya que Dios en incomunicable, sólo
comunicación sustancial de la divinidad se realiza en las procesiones
intratrinitarias. Pero quiso crear seres espirituales capaces de
conocerle y amarle a los cuales introducir en su vida íntima. de aquí la
diferencia entre creación y recreación. ninguna creatura puede participar
por naturaleza de la vida divina de Dios, es decir, su entendimiento y amor,
pero Dios puede hacer que la creatura espiritual participe de su vida íntima
sin destruir su naturaleza sino llevándola más allá de sus posibilidades hasta
introducirla en su intimidad.
Santo Tomás
explica que no hay inconveniente en que la acción de Dios en la
creatura alcance un termino que la naturaleza no alcanza, pues la creación y la
recreación son una acción que se continua.(II sent. c.18.q2.a1-5). El aquinate
emplea el término recreación para hablar del don de la gracia en general y en
particular cuando se refiere a la recreación obrada por
Cristo, fue necesaria una nueva creación por la cual fueran
producidas las creaturas en el ser de la gracia.
Es hora de
explicar, La vida íntima de Dios, y la grandeza de participar de ella,
tendremos como presupuesto básico la gratuidad de la gracia.
a.- La
gracia creada constituye un nuevo principio formal inmanente en la persona con
el cual se recibe un nuevo ser, obrando sin ninguna mediación, exactamente
por que en el acto de crear Dios otorga el "esse gratie" mediante el
cual se hace presente de un modo nuevo en el alma por la presencia de la
inhabitación de la Trinidad que supone las misiones diferenciadas del Hijo y
del Espíritu Santo.
b.- Después
de la caída y la Redención toda la gracia que llegó al hombre viene de Cristo,
esto comporta que la divinización que es unión de gracia es en Cristo y que la
progresiva unión a EL nos une al Padre. La vida de gracia es una participación
de la gracia de Cristo en el alma que nos viene a través de su humanidad. La
teología lo explica con una comparación que tiene fundamento bíblico: Así
como por la generación carnal participamos de la naturaleza de adán, por la
regeneración en Cristo participamos de la vida misma de Dios, pues la vida de
Cristo es nuestra vida: "Cualquiera que me ama, guardará mis mandamientos,
y mi padre lo amará y vendremos a él y haremos mansión en él" (Jn14,23) y
en otro lado de la escritura "porque sois hijos de Dios envió a vuestros
corazones el espíritu de su hijo" (Rom.8,14).
3) Naturaleza
de la Gracia Santificante
La gracia
habitual o santificante es algo real, creado y recibido intrínsecamente en el
alma, es la participación física y formal, aunque análoga y accidental,
de la naturaleza misma de Dios, reside en la esencia misma del alma y se
disuelve realmente en la caridad sobrenatural.
La gracia
es un nuevo principio de vida al que responde un modo más perfecto de perfecto
de obrar. La gracia santificante es un don sobrenatural de Dios, que penetra
regenera y vivifica al hombre (divine consoles naturae), se reciben también
virtudes infusas y obras del Espíritu Santo. Las potencias operativas del
entendimiento y voluntad adquieren asi la actitud para obrar conforme a la
nueva vida.
Por la
gracia santificante toda la Trinidad inhabita en el alma. por decirlo de algún
modo, el hombre desde su mismo acto de ser, es transformado por el don de la
gracia creada, para poder ser introducido en la intimidad divina.
4) Gracia
E Inhabitación.
La vida del
cristiano es una cierta participación de la vida de Cristo, el mismo Señor lo
ilustra usando la alegoría de la vid y los sarmientos (Jn.15,4-5). esto no es
sólo una imágen, sino que es una realidad, cada cristiano en la medida en que
se une y alimenta de la vida de Cristo, puede llegar a decir: "Ya no soy
yo quién vive es Cristo quién vive en Mí"(Gál. 2,20). Cristo mismo nos
enseña también que somos Hijos de Dios, porque hemos recibido el Espíritu Santo
(Rom.8,14), así que somos convertidos en hijos adoptivos de Dios y
asimilados al hijo de Dios por la presencia en nosotros del Espíritu Santo que
es el mismo Espíritu de Cristo.
Con el
bautismo recibimos el Espíritu Santo, comienza un proceso de identificación con
Cristo, esto nos lleva a un estado de Gracia, supone la presencia activa del
Esp. Santo, la Gracia siempre va acompañada de virtudes que perfeccionan
nuestro obrar, de igual modo de los Dones y frutos del Espíritu Santo.
La
Inhabitación es la presencia de las tres personas divinas en el alma del
cristiano, ahora bien los textos revelados hacen notar que la inhabitación se
expresa como una misión ad extra del Espíritu Santo, en este sentido cabe la
afirmación de San Agustín según el cual "la misión de una
persona divina en la historia prolonga en el tiempo su procesión
eterna". Hay que considerar el papel de la Iglesia y de los
sacramentos a los que está ligada la gracia que trae consigo la inhabitación.
5) Gracia
Habitual y Actual. Gracia y Libertad de los actos
La Gracia
Actual es una moción sobrenatural de Dios a manera de cualidad que dispone el
alma para obrar o recibir algo en orden a la vida eterna. se diferencia de la
habitual o santificante porque es un acto transitorio.
Este tema a
la lo largo del pensamiento teológico trajo algunos problemas, el más
significativo es la controversia de auxilis entre los dominicos y los
franciscanos. El tema central radica en la relación que tiene la gracia actual
con la libertad.
como punto
de partida sirve hacer la distinción entre:
Gracia
eficaz. es la produce el efecto querido por Dios.
Gracia
suficiente: es la que puede llegar a su término, pero si la deja la voluntad
humana.
A esto hay
que decir que el error de Jansenio y Bayo es que toda gracias es eficaz.
Conjuguemos
dos elementos, que son:
a.- Dios
Omnipotente lo causa todo.
b.- El
hombre es libre, su libertad esta herida pero no aniquilada.
Hay que
defender que la gracia actual es absolutamente necesaria en el orden
sobrenatural, puesto que el hombre no podrá tener actos sobrenaturales sin la
previa moción de la gracia actual.
La libertad
por su parte es la capacidad de poder, es el deber de alcanzar la propia
salvación siguiendo el plan de Dios.
Gracia del
Haro. afirma que los principios intrínsecos del acto humano son:
inteligencia y voluntad, pasiones y gracia.
¿Cómo
intervienen en el obrar humano?
a,-
conocimiento intelectual.
b.-
consentimiento de la voluntad.
c.- las
pasiones ordenadas preparan y contribuyen al recto querer de la voluntad,
los desórdenes la dificultan.
d.- la
gracia recrea la persona y su libertad, pero no obra en nosotros sin nosotros,
señalaremos cuatro puntos de cómo la gracia transforma el dinamismo de la
libertad:
d.1. La
vida de la gracia constituye una gratuita regeneración de la persona que no sólo
le libera de su esclavitud de las obras de la carne, sino que lo capacita a un
obrar que excede todas las pretensiones humanas.
d.2. Esta
acción de sanación y transformación y divinización de la gracia,
asume la libertad humana, no la anula: es un nuevo principio vital, que no obra
sin la correspondencia de la persona. Según Santo Tomás la acción de la gracia
obra en nosotros, lo que hacemos es al modo de la causa primera, que actúa en
las segundas y el agente principal en el instrumental.
d.3. La
caridad asume el papel de principio motor de la nueva vida del hombre.
d.4. Bajo
el imperio de la caridad toda vida humana se diviniza.
Autor: Pbro. Oscar Angel Naef
Autor: Pbro. Oscar Angel Naef