Opinión:
Nuestro país nació con un desafío: vivir la herencia hispana en una república. La comprensión de esta realidad tiene un punto de partida que debe ser abordado sin prejuicios ni temores. Es la hispanidad el núcleo fundante de nuestra identidad. Porque “Hispanidad” no sólo es una realidad cultural y espiritual, sino también una realidad política; esa misma que nos ha permitido a los argentinos, congregar y sostener una comunidad viva y naturalmente amalgamada.
En nuestra historia nacional podemos constatar que los movimientos disolventes de mentalidad racionalista e iluminista del siglo XIX y comienzos del XX, y los embates de las diversas versiones del llamado progresismo de derecha y de izquierda que promovieron y promueven odio a los valores de la hispanidad no han podido acabar con ella.
Esas mismas fuerzas culturales, ideológicas y políticas nos vuelven a poner en la misma disyuntiva en cada año electoral. Están quienes absolutizan la República siendo que ella no es la fuente de nuestros valores como pueblo. Y están quienes tímidamente y de un modo fracturado sostienen en pie el sueño incumplido de mantener viva la fuerza vital de la hispanidad en la vida ciudadana.
¿Cómo se puede absolutizar la República si en ella encontramos sólo un canal organizativo del sistema de gobierno? Debe de quedar claro que no tenemos el derecho a traicionar nuestras raíces con engendros políticos-ideológicos traducido en instituciones legales.
Nuestra herencia aparece reflejada en una lengua, una historia, una manera ser, pensar y vivir; que hacen a nuestro destino común. Pero nuestra herencia hispana es más que eso. Porque la “Hispanidad” en su raíz más profunda es el orden político entendido como res publica christiana.
El mayor peligro que amenaza nuestro proyecto siempre inacabado de pueblo de la hispanidad es que la República se convierta en un dogma, en una ideología desencarnada.
En este año donde se nos pone a prueba en las elecciones generales debe pesar nuevamente la pregunta de los orígenes: ¿somos capaces de vivir la herencia hispana en una república? ¿somos capaces de discernir a la hora de votar con los valores hispanos que aseguran nuestra identidad y la condición de posibilidad de ser una comunidad con un destino común?
Oscar Angel Naef